Ombré: Colorama Clubber

Como ya varias sabrán, nos estamos acercando al Día mundial de la lucha contra el cáncer de mama, motivo por el cual Srta Lugosi, de Confesiones de una volátil hará ese día un post al respecto, que incluirá diversas fotos. Y les adelanto que para ese post hice esta manicuría ombré en rosa.

Antes que nada: ¿cuál es la diferencia entre un ombré y un gradient, siendo que ambos son diseños en degradé? Por las dudas, busqué, y encontré este post que lo explica (en inglés). También distingue otro diseño, la manicuría skittles, que es un color diferente en cada uña.

La conocida como gradient (del inglés, pendiente) es una manicuría en la cual dos o más colores se mezclan en degradé en cada uña. Por ejemplo, mi post anterior es un gradient hecho con glitter.

En cambio, en una manicuría ombré (del francés, sombra) el degradé no se hace en cada uña, sino de una a otra, de forma tal que en una misma mano se usan cinco tonos diferentes de un mismo color, yendo de claro a oscuro, cubriendo completamente cada uña con uno solo de ellos. Y queda algo así:

¿Y cómo se hace, se preguntarán? Bueno, básicamente hay dos métodos:

El primero consiste en tener cinco esmaltes del mismo color pero diferente tonalidad, y aplicar uno en cada uña (yo nunca lo hice, pero pueden ver un post así acá, en Nails Club). Simple, rápido, pero hay que tener los esmaltes...

Si no se los tiene o se prefiere que el degradé sea más preciso, se puede hacer cada color, que es lo que hice yo. Así que he aquí mi pequeño tutorial:

Lo primero que hay que hacer es elegir qué color se va a usar (yo usé Clubber, de Colorama) y pintar normalmente el meñique o el pulgar. Este va a ser el color más oscuro de la gama (alternativamente, puede ser el más claro y después mezclarlo con negro, pero yo prefiero hacer al revés. O que sea el tono medio, y mezclar para otros dos dedos con blanco y para los otros dos con negro - obviamente, es a elección).

Después, hay que ir haciendo el resto de los colores. Para esto, se mezclan unas gotas del color elegido con un poco de blanco (yo usé Blanco Francés, también de Colorama) para el primero, con un poco más para el segundo, y así sucesivamente. La proporción de cada color dependerá de cuán sutil se quiera el efecto.
Después se pasa top coat y se miran las uñas con orgullo y alegría. ¡Tará!

Eso es básicamente todo. Ahora, algunos tips:

• Es conveniente mezclar sobre alguna superficie plástica (un folio viejo, por ejemplo) y usar un palito o algo, porque si se usa el mismo pincel con el que se va a pintar, en él pueden quedar rastros no mezclados, y que después se noten las pinceladas en las uñas.

• Otro dato, es que para pintar no conviene usar el pincel del esmalte original, porque van a ir quedando restos de blanco y modificarlo cuando se lo vuelva a poner en el frasco (y sí, se lo puede limpiar con quitaesmaltes, ¿pero quién se anima cuando se tienen las uñas recién pintadas?). Además puede quedar mucho tiempo destapado. Yo usé el pincel de un esmalte que se me acabó, pero bueno, si no les molesta que se les manche el del color que eligieron, pueden usar el mismo (no creo que se manche demasiado, tampoco).

• Y otra cosa más: conviene ir haciendo ambas manos simultáneamente, para que quede el mismo tono en cada dedo de cada mano (¿se entiende?).

A mí me gusta mucho cómo queda en rosa, violeta y verde, pero cualquier color es perfectamente válido. Tengo ganas un día de hacer de blanco a negro, pero me parece más invernal...

¿Y qué les parece? ¿Alguna vez lo hicieron?